2.08.2010

la confesión de un hombre que nunca conoció el viejo oeste

***

una muerte digna
murmuraba leroy parker,
revuelto su cabello,
pálido el rostro por el claro de luna,
una muerte solitaria, decía,

nacer y morir,
nacer y morir,
00000000000000000000solamente.

pero leroy parker no era viejo

nunca sus cabellos se atiesaron
en las sulfurosas tormentas de dodge city,

jamás de sus manos enjugó la sangre
de hombre alguno,

nunca

el pecho desbocado
el ansia en la garganta
el negro vapor
la pesadumbre del hierro,

jamás

el galope el corazón turbio
la helada inmensidad de la patagónica estepa.

una muerte digna
y solitaria

confesaba leroy parker,


pero leroy no era viejo
y nunca la muerte fue tan roja como la sangre
ni blanca como los colmillos del lobo

ni absurda
ni grotesca

00000000000000como como la vida de los hombres.

***

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