la guerra es muy irreal, la memoria muy astuta
Ari Folman
Ari Folman
1982, 14 de septiembre, Bashir Gamayel es asesinado. La milicia cristiano-falangista aliada de Israel entra a los campamentos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila. Ari Folman de entonces 19 años forma parte de un grupo de infantería de las fuerzas de defensa israelíes, está apostado sobre el techo de un edificio a las afueras de Sabra, observa el cielo y la ciudad destruida. Es de noche pero las bengalas lo iluminan todo... es lo único que recuerda, el mar, el cielo encendido y el llanto y los rostros de las mujeres palestinas luego de la matanza.
Boaz cuenta a Ari un sueño recurrente en el que lo persiguen 26 perros. Saliendo del bar donde su amigo le cuenta la historia, Folman estaciona su auto frente al mar y se percata de la conexión entre el sueño y la participación de ambos en la guerra de Líbano. Aparecen ante él imágenes caóticas: mas que recuerdos, alucinaciones que le hacen percatarse que esa parte de su vida ha desaparecido, se ha borrado. Folman nos narra su descenso al infierno, el viaje caótico y personal que emprende para reconstruir un pasado fragmentado por el horror de la guerra.
Boaz cuenta a Ari un sueño recurrente en el que lo persiguen 26 perros. Saliendo del bar donde su amigo le cuenta la historia, Folman estaciona su auto frente al mar y se percata de la conexión entre el sueño y la participación de ambos en la guerra de Líbano. Aparecen ante él imágenes caóticas: mas que recuerdos, alucinaciones que le hacen percatarse que esa parte de su vida ha desaparecido, se ha borrado. Folman nos narra su descenso al infierno, el viaje caótico y personal que emprende para reconstruir un pasado fragmentado por el horror de la guerra.
Trailer de Waltz with bashir
Narrada desde distintos puntos de vista ―un corresponsal de guerra, compañeros de infantería y el mismo Folman― la cinta aborda la irracionalidad de la guerra y la memoria como medio de expiación. El cineasta isrraelí reconstruye sus recuerdos socavados desde el rizoma de la memoria: alucinaciones e imágenes oníricas se mezclan en una narrativa en la que se confunde lo irreal con lo real.
Lo interesante de esta cinta, además de su impactante propuesta visual y su acertada banda sonora (Max Richter), es que nos muestra las experiencia de la guerra con todos sus matices y complejidades, es la historia autobiográfica del cineasta: soldado israelí que participó indirectamente ―así lo sostiene el propio director― en el genocidio de los campos de refugiados palestinos, pero que estuvo allí y permitió que la matanza sucuediera. Darse cuenta de ello, estar consciente es reconocer su responsabilidad y la de su país: recuperar la memoria es recobrarse a sí mismo, encontrar la verdad. Su búsqueda constituye su rescate personal, una búsqueda de expiación emprendida desde el olvido y la evasión ―como un mecanismo de supervivencia ante una realidad avasalladora― hasta la búsqueda de la "verdad" como medio de unicidad ante el quebrantamiento. La cinta exhibe, en ocasiones con un humor bastante macabro, lo grotesco de una masacre sin sentido: Folman se muestra a sí mismo y con ello expone las contradicciones de un pueblo y una generación deshechos por la brutalidad de la guerra.
Ficha técnica
Título: Vals im Bashir
Año: 2008
País: Israel
Director: Ari Folman
Guión: Ari Folman
Música: Max Richter
Duración: 86 minutos
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