―con agradecimiento a rodrigo guajardo
a todo esto veo a nadie, pulso el peso
de nadie, oigo pardamente
a nadie la respiración y es nadie
el que me habita,
el que cabeza cortada piensa por mí, cabeza aullada,
meo
por rimbaud contra el cielo sin heliotropos
ni consentimiento,
de estrellas
que envejecen está hecho el cielo, noche a noche
el cielo, de hilo hilarante
cuya costura pudiera ser a medio volar
la serpiente,
nadie el traje,
el hueso de la adivinación de nadie,
me aparto a mi tabla de irme, salvación
para qué con todo el frío
parado en la galaxia que hace aquí,
ciego relámpago por rey; debiera uno,
si es que debiera uno, llorar.
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