3.19.2011

días soleados



en ellos estalla la sorpresa
el resquicio final donde se inquieta
la blancura ociosa del verano.

niños que enjugan
sus cuellos rojos y tibios,

es veloz el cisma del vapor,
como un bautismo de fuego
las estampidas del hierro.



qué es esta batalla
de hombres arruinados
por la fiebre,

qué el exceso
de tantas órbitas
doradas por la luz,
cegadas por el hundimiento.

sepultarán sus nombres
en las heridas pálidas
de las aceras,

hablarán de ellos
como quien huye
del miasma de la canícula,

se dirá: sus corazones
fueron ajados por la piedra
ceniza su sangre
y plácida la rabia,
incandescente,
como esta tarde fatigada
por la estrechez del relámpago.



no hay ritmo en el estruendo.

arde la materia,
baldía como las praderas
radiantes donde rechina
el caucho
y se calcinan las horas.

2 comentarios:

  1. ¡qué gustazo cómo sigues! un abrazo bien fuerte y muchas gracias por esto, favela.

    -rodrigo

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  2. saludos querido ro...

    muchas gracias, de nuevo, por la atención y el tiempo que le dedicas a lo que estoy escribiendo. me da mucho gusto que te haya gustado.

    igual, un abrazo fuerte.

    édgar

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