amor, idea vilariño
amor
desde la sombra
desde el dolor
amor te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.
algún día encontraré una palabra, roberto juarroz
(lectura dedicada a sandra)
algún día encontraré una palabra
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.
hallaré una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te use tu saliva
y te doble las piernas.
tú tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
no será necesario.
irá por tu interior como una rueda
recorriéndote al fin de punta a punta,
mujer mía y no mía
y no se detendrá ni cuando mueras.
ya no será, idea vilariño
ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.
no llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.
ya no soy más que yo para siempre y tú
ya no serás para mí más que tú.
ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.
no me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
no volveré a tocarte. no te veré morir.
la alucinación de una mano o la esperanza
póstuma y absurda en la caridad de la noche, leopoldo maría panero
a isa-belle bonet
«todo el bienestar del mundo
lo encuentro en suleika
cuando la achucho un poco
me siento digno de mí mismo;
si me dejara -perdería los ojos.»
(goethe, diván oriental-occidental)
«todo el bienestar del mundo
lo encuentro en suleika
cuando la achucho un poco
me siento digno de mí mismo;
si me dejara -perdería los ojos.»
(goethe, diván oriental-occidental)
una mujer se acercó a mí y en sus ojos
vi todos mis amores derruidos
y me asombró que alguien amase aún el cadáver,
alguien como esa mujer cuyo susurro
repetía en la noche el eco de todos mis amores aplastados
y me asombró que alguien lamiese en las costras
0000000000000000000000000000000000000000000000000todavía
tercamente la sustancia que fue oro,
aquello que el tiempo purificó en nada.
0000000000000y la vi como quien ve sin creerla
0000000000000en el desierto la sombra de un agua,
la amé sin atreverme a creerlo.
0000000000000y le ofrecí entonces mi cerebro desnudo,
0000000000000obsceno como un sapo, obsceno como la
00000000000000000000000000000000000000000000000000000vida,
0000000000000como la paz que para nada sirve
0000000000000animándola a que día tras día lo tocase
0000000000000suavemente con su lengua repitiendo
0000000000000así una ceremonia cuyo sentido único
0000000000000es que olvidarlo es sagrado.
canción para billie holiday, pere gimferrer
000000y la muerte
000000000000000000000000000000000000000000000nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono
con careta antigás daba un beso a los niños
lady daylas gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
00000000000000000000mareas que fulgen
lady day cuánto amor en una juventud cuántos errores
00000000000000000000cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
00000000000000000000jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
00000000000000000000labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
00000000000000000000arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
00000000000000000000irreales
lady day el amor como una libélula
cazador de libélulas
lady day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
00000000000000000000sentido se ordena como el paisaje en los 00000000000000000000ojos cuando
00000000000000000000recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
00000000000000000000000000000000000000000poema
lady day
animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
00000000000000000000000desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
00000000000000000000000disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra juventud
con dos vueltas de llave cerraron la cocina
no nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte
extraña fruta que deja un sabor ácido.
deseo de ser piel roja, leopoldo maría panero
la llanura infinita y el cielo su reflejo.
deseo de ser piel roja.
a las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
deseo de ser piel roja.
sitting bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las grandes praderas.
deseo de ser piel roja.
el caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio.
deseo de ser piel roja.
sitting bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
deseo de ser piel roja.
cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda que luego se deshizo en el viento.
deseo de ser piel roja.
en la reservación no anida
serpiente cascabel, si no abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(sitting bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta.)
rimbaud, gonzalo rojas
no tenernos talento, es que
no tenemos talento, lo que nos pasa
es que no tenemos talento, a lo sumo
oímos voces, eso es lo que oímos: un
centelleo, un parpadeo, y ahí mismo voces. teresa
oyó voces, el loco
que vi ayer en el metro oyó voces.
¿cuál metro si aquí no hay metro? nunca
hubo aquí metro, lo que hubo
fueron al galope caballos
si es que eso, si es que en este cuarto
de tres por tres hubo alguna vez caballos
en el espejo.
pero somos precoces, eso sí que somos, muy
precoces, más
que rimbaud a nuestra edad; ¿más?,
¿todavía más que ese hijo de madre que
lo perdió todo en la apuesta? viniera y
nos viera así todos sucios, estallados
en nuestro átomo mísero, viejos
de inmundicia y gloria. un
puntapié nos diera en el hocico.
derrota, rafael cadenas
yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme
es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que
yo ("ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la india
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras
cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia,
mi flotación, mi extravío una frescura nueva,
y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.
destiempo, enrique lihn
nuestro entusiasmo alentaba a estos días que corren
entre la multitud de la igualdad de los días.
nuestra debilidad cifraba en ellos
nuestra última esperanza.
pensábamos y el tiempo que no tendría precio
se nos iba pasando pobremente
y estos son, pues, los años venideros.
todo lo íbamos a resolver ahora.
teníamos la vida por delante.
lo mejor era no precipitarse.
los letrados, gonzalo rojas
lo prostituyen todo
con su ánimo gastado en circunloquios.
lo explican todo. monologan
como máquinas llenas de aceite.
lo manchan todo con su baba metafísica.
yo los quisiera ver en los mares del sur
una noche de viento real, con la cabeza
vaciada en frío, oliendo
la soledad del mundo,
sin luna,
sin explicación posible,
fumando en el terror del desamparo.
andré breton cumple cien años y está bien, gonzalo rojas
esa vez que murió breton nos juntamos todos
a bailar. ¡por nadja! decíamos
tirando al aire las copas
contra las estrellas, y él miraba
la farsa y daba cuerda a su reloj
de polvo: —“es que no hay eternidad,
muchachos, es que no hay eternidad”.
lo enterraremos todo, roberto juarroz
lo enterraremos todo,
los brazos, el movimiento y la pala,
la pasión de los viernes,
la bandera de andar solos,
la pobreza, esa deuda,
la riqueza, esa otra.
lo enterraremos hasta con sabiduría,
cortando sabiamente los terrones,
o cortándolos sin darnos cuenta, sabiamente.
un resto de mirada
quedará flotando como un pincel absurdo
sobre la tregua doblemente fiel de todo ausente.
y menos mal que no habrá nadie
para escarbar luego bien hondo
y descubrir que no hay nada enterrado.
contra la muerte, gonzalo rojas
me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa.
no quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.
prefiero ser de piedra, estar oscuro,
a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír
a diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio.
no tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad
en mitad de la calle y hacia todos los vientos:
la verdad de estar vivo, únicamente vivo,
con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo.
¿qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas
a la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos
con volar más allá del infinito
si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir
fuera del tiempo oscuro?
dios no me sirve. nadie me sirve para nada.
pero respiro, y como, y hasta duermo
pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme
de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo.
no lloro, no me lloro. todo ha de ser así como ha de ser,
pero no puedo ver cajones y cajones
pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto
llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver
todavía caliente la sangre en los cajones.
toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro
la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento
de abrir el mundo en ellas. pero todo es inútil,
porque yo mismo soy una cabeza inútil
lista para cortar, por no entender qué es eso
de esperar otro mundo de este mundo.
me hablan del dios o me hablan de la historia. me río
de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre
que me devora, el hambre de vivir como el sol
en la gracia del aire, eternamente.
poema de águila contra el poema, leopoldo maría panero
palabra sobre palabra
construyendo el odio
como una ciudad sin nadie
con sólo sombras caminando por las paredes
como la más cruel de las linternas chinas
porque el hombre es menos que una sombra,
es sólo un equívoco, una pasión turbia
o vil, y el poema está hecho
para no volver a llorar.
amistad a lo largo, jaime gil de biedma
(lectura dedicada a félix, ro y a todos los amigos)
pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
mirad:
somos nosotros.
un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
llegaban noches. al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
ahora sí. pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
pero callad.
quiero deciros algo.
sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
a veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
para nosotros el dolor es tierno.
ay el tiempo! ya todo se comprende.
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